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Liderar en este siglo es una tarea abrumadora. La era digital ha incrementado la disponibilidad de información, pero no toda información merece ser considerada a la hora de hablar de liderazgo. Conectada de formas nuevas, super dinámicas y sin precedentes, la humanidad sigue transformado su realidad a causa de la tecnología.

En el marco de una cultura que se inclina por lo efímero y justifica su fe absoluta en los datos, resulta necesario repensar el sentido del liderazgo y las formas en la que se estimula y edifica. La excelencia, lo mismo que cualquier talento, requiere trabajo, y el liderazgo no es la excepción.

Ya sea que se trate del ámbito empresarial, social, profesional o familiar, todos buscamos marcar la diferencia, dejar un mundo mejor del que conocemos o convertirnos en un agente de cambio. Ninguna de estas tareas es gratuita ni espontánea, todas demandan actualización, crítica, objetividad y mucha paciencia. El primer campo de batalla en el que un líder debe trabajar es él mismo, porque allí conviven tanto sus peores miedos como las mejores soluciones para lograr sus objetivos o cumplir con su misión de vida. Se trata de observar, razonar y distinguir a tiempo quiénes somos, qué queremos y qué estamos haciendo para lograrlo.

Este tipo de actitudes nos permiten superar miedos, asumir riesgos y afianzarnos en principios sólidos para crear y proyectar nuestra visión, al mismo tiempo que nos ayudan a tender puentes con los demás, asumiendo propósitos de aprendizaje y cooperación.

Existe en el liderazgo un sentido de llamado que impulsa nuestras acciones y nos aventura hacia nuevos caminos; nos llena –a veces inexplicablemente– de valor y audacia. Julio César, Pablo de Tarso, Alejandro Magno, George Washington, Lenin, Roosevelt, Luther King y Mahatma Gandhi son sólo algunos ejemplos de las diferentes formas en las que el liderazgo se manifiesta. Recios, ruidosos, pacíficos, persistentes o dramáticos, los líderes no han hecho más que confrontarnos con lo limitado de nuestras ideas y creencias del mundo, retándonos a ir siempre más allá. En este sentido, los aportes realizados por la ciencia y la tecnología en los últimos veinte años han sido cruciales y también han roto más de un paradigma en áreas como la salud, la economía y el medio ambiente.

Pero como en toda gran época, no todas son dulces noticias. Algunos empresarios y líderes sociales, abrumados o superados por las circunstancias –un contexto marcado por la innovación constante–, suelen responder con desconfianza o confianza ciega a los cambios; se rehúsan a razonar o dejan en manos de terceros decisiones fundamentales para la evolución y el desarrollo de sus proyectos. Pierden el sentido del equilibrio y del temple, ambos fundamentales para el ejercicio del liderazgo. La tecnología reta permanentemente, cuestiona y critica lo que ya sabemos o lo que hemos aprendido ayer; ella nos enfrenta todos los días a nuevos escenarios y posibilidades; y es ella quien determina, por ejemplo, la distancia entre una empresa y sus consumidores, independientemente del tamaño del mercado, la empresa o la industria.

 

La nueva inteligencia de los negocios

Internet of Things, Blockchain, Machine Learning e Inteligencia Artificial, han llevado los negocios a cualquier dispositivo y son, actualmente, las herramientas clave para proporcionar el medio de compra más cómodo para cualquier tipo de usuario y/o consumidor. Ésta es una visión compartida por muchos líderes empresariales y forma parte de lo que llamamos “cultura para la transformación digital”. Pero bajo el amparo de esta cultura, no todo es tecnología. Cuando se trata de trasformación digital, la mayoría de las compañías no ve la tecnología como un componente indispensable para el futuro de su negocio, sino como una herramienta operativa o precisamente de transformación.

De acuerdo con un estudio realizado por Oxford Economics y SAP Center for Business Insight, las empresas que consiguen cambiar su modelo mental, respecto de la tecnología, han completado con éxito dicha transformación digital. Desde la perspectiva de Bill McDermott, CEO de SAP, la nueva inteligencia de negocios consiste en conectar a las empresas, la gente y a los dispositivos con la mayor rapidez posible; “si hacemos las cosas bien, podemos saber más, hacer más y hacer más por los clientes”. El reporte llamado 4 Ways Leaders Set Themselves Apart incluyó entrevistas a más de 3,100 encuestados de organizaciones líderes, y revela, entre otros datos, que las iniciativas de transformación inicial tienden a borrar los límites departamentales, funcionales y operativos de una empresa integrada.

 

Los líderes se enfocan en la verdadera transformación:

La transformación digital es un objetivo clave de la empresa para el 96% de los líderes en comparación con el 61% restante.

93% de los líderes dicen que la tecnología es de importancia crítica o muy importante para retener la ventaja competitiva en comparación con el 72% restante.

5x más líderes han visto cambiar su estructura organizacional como resultado de la transformación digital en comparación al resto.

A pesar de que la mayoría de las compañías indica que la tecnología es una de las tendencias clave que afectará a los negocios en los próximos años, son principalmente las 100 compañías globales TOP quienes se encuentran enfocadas en una transfiguración del paradigma; 58% de ellas mencionó que el fortalecimiento del consumidor es la estrategia decisiva, mientras que las empresas más rezagadas tienden a enfocarse en la competencia global y en aumentar la velocidad de cambio.

Las compañías líderes ven el negocio de manera diferente y toman diferentes decisiones. Por ejemplo, algunas incrementan la inversión en funciones digitales y en tecnologías para impulsar la transformación, a su vez, otras están más enfocadas en aumentar la velocidad de la comercialización. Aproximadamente, la mitad de los líderes ha creado grupos especialmente diseñados para orquestar y coordinar las modificaciones estratégicas en todas las funciones, en comparación con sólo el 14% de las otras empresas del estudio, indica el reporte antes citado.

 

De acuerdo con el estudio:

3% de las empresas ha completado sus planes de transformación digital.

55% se encuentra en programas piloto.

19% ha concluido con sus planes de transformación digital en algunas áreas del negocio.

22% está en una fase de planeación.

1% no ha comenzado aún la planificación.

 

Un cambio cultural

Los líderes ven la unificación de sus culturas con una mentalidad digital; la conciben como el elemento clave de la transformación. Muchos utilizan equipos de proyectos especialmente creados para diseñar nuevamente los modelos comerciales, y así evitar el cambio gradual. Mientras tanto, las otras compañías dejan la transformación a cargo de la tecnología de la información (TI), o bien, a sus líneas de negocios individuales, sin los mismos resultados positivos que tienen las empresas líderes.

Uno de los temas más relevantes es que los líderes ven la experiencia del cliente como la puerta de entrada a una transformación digital exitosa. Son 58% más propensos a señalar el empoderamiento de los clientes como una tendencia clave global. Los líderes también han conectado, exitosamente, sus esfuerzos orientados al cliente con los procesos de negocios en toda la empresa, y los han ampliado a socios y proveedores.

Con el requerimiento de habilidades que impulsen la transformación digital, los líderes están invirtiendo en reclutamiento y capacitación para asegurar que sus áreas y equipos de trabajo estén preparados para enfrentar nuevos desafíos conforme van surgiendo.

 

La experiencia del cliente es el primer paso en la transformación

92% de los líderes cuentan con procesos y estrategias de transformación digital maduros para mejorar la experiencia del cliente en comparación con solo el 22% restante.

70% de los líderes ven en la transformación digital un valor significativo para la satisfacción del cliente y el compromiso en comparación con el 22% restante.

39% de líderes ven en el empoderamiento del cliente una tendencia global clave en comparación con el 23% restante.

 

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